||| Cuida Tus Palabras

Yo hablo mucho, pero mucho, y a veces digo, otras solo hablo. Yo soy una persona bien educada por mis padres, hablo educadamente y suelo ser bastante amable e incluso diplomático sin tener que comprometer mi sinceridad. 

A veces mi sinceridad me juega una mala pasada y digo algo que pienso sin pensar, pero si es lo que pienso no me arrepiento, a lo sumo me disculpo.

Cuidar las palabras es muy importante para la convivencia en comunidad, ser respetuoso y considerado. "Cuida tus palabras" es un buen consejo, muy bueno. Si le siguen dos palabras más, como ser "porque sino..." ya deja ser una simple sugerencia; solo por dos palabras más se transforma en otra cosa. 

Que rico es el vocabulario, y como disfruto el usarlo. 

Aquí un texto de Angel Gabilondo, y en la imagen otro al mismo respecto, de Juan Fiorini.

Una palabra mal empleada, imprecisa, inconveniente, introduce alguna suerte de injusticia, siquiera mínima, en el mundo. 
Si la educación y la cultura han de ser camino de justicia y de libertad, en el cuidado de nosotros mismos es absolutamente necesario el cuidado del lenguaje. 
Sin embargo, tenemos tendencia a sospechar de quienes se expresan adecuadamente. Parecería que acogemos con mayor facilidad a quienes lo hacen rudamente, sin miramientos, lo que acreditaría su sencillez, su sinceridad, su franqueza.  
Necesitamos como nunca quienes se jueguen lo que son en lo que dicen, capaces de dar, de motivar, de convocarse a una forma de vivir. Aunque con frecuencia descalificamos lo que se dice señalando que son sólo palabras al viento. Precisamos una palabra próxima, como mano amiga, discursos verdaderos, capaces de impulsar nuestros quehaceres. Y buscamos a quienes hablan con variedad, contenido, diversidad, sensibilidad. Con su palabra nos llega su decisión y su deseo, su rostro. 
Es necesario crear condiciones para la palabra de todos y de cada cual, abrir espacios de conversación, no para disertar en nombre de los demás, sino para propiciar su propia palabra. Se trata casi más de un escuchar.  Hablar es una forma específica de presentarse, de ofrecerse, de llegar a ser alguien para los demás, quizá para uno mismo, y de acoger en la hospitalidad la diferencia irrepetible del otro. En ocasiones, ningún regalo es mejor que una palabra justa. Por el contrario, la maledicencia, la desconsideración verbal, el rumor de las murmuraciones destrozan, en primer lugar, a quienes los provocan, que vienen a ser víctimas deterioradas de su propio hablar. 

Copyright Clarín y La Vanguardia, 2004. ||| Angel Gabilondo