La era digital ha traído consigo muchas cosas buenas para la comunicación y en especial para la libertad de expresión.
Mark Zukerperch, el pajarito, linkechin, flicketer, blogger.
Todos usamos estas redes para transmitir casi en directo nuestras vidas, o lo que queremos que sean nuestras vidas. Las utilizamos para comunicarnos entre nosotros y muchas veces mal entendernos. Las explotamos para mostrar nuestro trabajo e intentar conseguir que sea valorado, visto, aplaudido y ojalá pagado.
No cabe duda que internet es genial. Google es nuestro nuevo Padre supremo que todo lo sabe. Pero, me pregunto, ¿cúanto ha traído a la veracidad, a la realidad de las cosas?
Wikipedia es estupenda, la libertad total de conocimiento, pero puedes poner cualquier cosa que se te ocurra casi sin comprobación alguna.
Si un vicepresidente pública algo en su Twitter, ya es noticia. ¿Y si es su mujer la que está del otro lado del teclado?
Puedes tener tu portafolios profesional en diferentes sitios, puedes tener tu propia página web con gran facilidad, puedes etiquetar a cuarenta personas en una imagen de facebook para promocionar una fiesta.
¿Cual es el alcance real de difusión de estos medios?.
¿Es el que te cuenta el informe semanal que te manda Mark?.
¿Es el que te dice Google ads?
¿Es la cantidad de personas que pusieron "me gusta"?, ¿habrán visto lo que les gusta o solo quieren salir en la lista junto con los otros gustosos?.
No cabe duda que internet es genial. Pero antes llevabas tu trayectoria profesional en un papel, que a veces iba a un tacho de basura, pero en ocasiones llegaba a las manos físicas de la persona indicada.
Si organizabas un evento, una exposición, un meeting, mandabas una carta por correo postal con un diseño divino de un diseñador gráfico, impreso en tinta con olor, que llegaba a un buzón, que abría una persona real, que se sentía especial.
Si tenias una discoteca o un bar ponías un equipo de tarjeteros en Santa Fe y Pueyrredón que se mataban por comunicarse oralmente con todo el que pasaba por allí, y pasábamos por allí, hasta Callao ida y vuelta una y otra vez, y charlábamos en persona y podía llegar a ser la parte mas divertida de toda la noche. Ahora ponemos que vamos a ir porque si, porque hay un botón, y después no vamos.
Yo mismo lo hago. En este instante tengo que agradecer que puedo escribir acá y capaz alguien me lee, la simple posibilidad de hacerlo. Pero también puedo reeditar esta entrada y desdecirme tantas veces como lo desee, borrarla y decir que nunca he dicho lo que he dicho. Antes quedaba impreso, y a llorar a la plaza si te habías equivocado.
Como fotógrafo profesional que ha estudiado analógicamente en la escuela Motivarte de Buenos Aires y revelado en papel, con químicos y sudor en la frente por perder esa imagen que "creias" haber captado, siento añoranza por ello.
Como fotógrafo profesional que se ha actualizado digitalmente en la prestigiosa EFTI de Madrid y que ahora no tiene una "cámara profesional", me siento ninguneado por ello mas de una vez, e incluso amedrentado por otros que si la tienen y el tamaño de su aparato les define automáticamente como profesionales.
En esta era quedar con alguien es tan dificíl, te lo cancelan o te lo cambian de hora por email, dando por hecho que tienes conexión web en tu aparatito móvil. Amigos virtuales y algunos de años y con supuesta inteligencia, se enojan y te tachan por no saber algo que publicaron es su muro; o por mal interpretar algo que pusiste en el tuyo.
Conseguir trabajo y demostrar tu experiencia profesional es taaan complicado. Dá lo mismo cuantas páginas tengas, cuantas veces lo compartas en tus paredes efímeras.
Los "me gusta" no son de verdad queridos amigos, no, no lo son.
Depende de nosotros mismos un cambio en este camino ya emprendido en la utilización de estos circuitos, o en mi humilde parecer, todo se convertirá en un gran cortocircuito.
Depende de nosotros mismos un cambio en este camino ya emprendido en la utilización de estos circuitos, o en mi humilde parecer, todo se convertirá en un gran cortocircuito.
Fabián Girola.
Lanús.
Once de Octubre de Dos mil Doce.
profesionalismo m. Espíritu, ideas, inclinaciones, etc., propias de una profesión. Solidaridad o compañerismo entre los que ejercen la misma profesión. desp.Cultivo o utilización de ciertas artes o deportes, como medio de lucro.
profesionalización es el proceso social por el cual cualquier comercio, u ocupación en el mismo, se transforma en una verdadera profesión de la más alta integridad y competencia.
